Me interné aprendido, solo, cercado estrechamente por los muros de macizos cuerpos, tiempo gangrenado, despojos de maquinarias que, cuado encierran y transportan, nos desmayan en lechos abiertos y violados, nos cargan en atmósferas cortadas por el hilo aromático del delirio, de lo mágico, ellos son tumba segura, son cuerpo erguido que se extiende absurdo sobre el negro del vacío. Lo sé bien, lo sé por aquella sensación muy íntima y profunda de gentil displicencia, detrás de ellos se esconde lo demás, lo ajeno y distinto, allá subsiste lo contrario, sí, sólo eso, lo demás, no existe otra cosa, al traspasar sus fronteras uno se encuentra asaltado por la sensación del desborde total, de la locura y el vínculo abrazante de la muerte que gira entre el “esto” y lo “demás”,sí, así es como funciona, no existe otra cosa, no existe otro lugar… Un piso, cuadros, latitudes que extienden sus lazos a fronteras jamás exploradas. Dormir… dormir… dormir…entregarse por completo, hacerse de un refugio que rompa entre la bondad y la fortaleza, enredarse entero, valiente entre las amarras de una insidiosa falsificación, regalar el cuerpo, sortearse el juicio, una a una, entre las sofocantes esferas de la noche, llorar el celo de tus demonios bajos el sueño o extenderse extasiado hacia las delicias de la totalidad. Y ahora es que consiento. ¿De aquí a dónde llega? ¿Cuál será su materia, el condimento exacto que nos arrastra en las olas de la confusión? ¿Dónde estoy? ¿Cuál será la intención, el verdadero motivo de su privación?
¡DÓNDE ESTOY, DÓNDE ESTOY!?... Trote rancio de los muros deformados, masa informe de carne que se cubre, que se contrae de una indecible repulsión, es un cuerpo que se aprisiona, se repliega hacia sí mismo, solo, cercado estrechamente por los muros de macizos cuerpos ¿Quién es él? ¿Qué increíble sensación lo empuja a retorcerse de tal forma? ¿Es la muerte o será simplemente que a veces uno no puede despertar?, vivir… morir… desfragmentado, torcido por los matices que dibuja la creación, sin control, desbocado, arrojando al galope las ocultas e irreales potencias del infierno, de mis sueños…
Victor Manuel Ventura
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